Lo que realmente te sana nunca proviene de la mente, sino de la conexión. La sanación proviene de movimientos inconscientes, profundos e influyentes. 

A menudo una molestia física desaparece con un sólo ejercicio sistémico, y esto no tiene nada que ver con la magia aunque estemos tentados a creerlo.

 Tiene que ver principalmente con las tomas de consciencia de la persona.

Y con su sintonía con el movimiento de la energía “que nos mueve buscando la conciliación”, y al que Bert Hellinger (el creador de esta forma de psicoterapia en movimiento) ha denominado El Movimiento del Espíritu.

Lo que recibes a través de una Constelación son comprensiones profundas y tomas de consciencia.

Estas tomas de consciencia son lo que otorga a esta forma de terapia una belleza, y una eficacia frente a la que nadie que la conoce queda indiferente.

Siempre notamos que algo ha cambiado al terminar cada taller. Y sí: algunos procesos se resuelven de forma inmediata.

Sin embargo los grandes procesos vinculados a profundas intrincaciones, fidelidades, sustituciones, identificaciones, a veces no se resuelven en un día.

Siempre nos llevamos mucho de una Constelación, y muchas veces no son exactamente las cosas que nuestra mente vino a buscar.

De modo que no sanarás cuando tu quieras, sino cuando estés preparada y consciente para ver, honrar y aceptar lo que ahora no puedes aceptar, honrar, ni ver

Para que una Constelación se pueda llevar adelante son importantes los participantes.

Cuanto más grande y variado es el grupo, más fuerza le aporta al campo de trabajo. 

Una vez reunidos el constelador configura el problema de la persona que trae su tema para trabajar y todos los presentes forman parte de esta configuración.

Los participantes nuevos son guiados en sus primeros pasos para que la ayuda obtenida sea buena para todos, y va explicando y respondiendo las preguntas que surjan, para que en cada taller la eficacia sea mayor gracias a una mayor comprensión y respeto de los asistentes al trabajo de la persona que viene a constelar.

Una constelación no es catarsis, no es psicodrama. Sin embargo las emociones son profundas y sorprendentes.

Y el movimiento de sanación poderoso y patente de igual forma para aquellos que participan, y para los que vienen a constelar su tema.¿Debo Participar o Constelar?

La participación en un Taller de Constelaciones Familiares es una gran oportunidad de iniciar un proceso profundo de sanación, y te ayudará a determinar si necesitas o no una constelación en este momento. Si tienes dudas, participa.

La Constelación iniciará un movimiento poderoso, una nueva visión, una profunda comprensión que te aliviará y te ayudara a ver lo que en este momento no eres capaz de ver.

• Si no tienes claro cual es tu tema crucial en este momento o no puedes decidirte entre varios temas, no consteles: participa y entrégate a la Buena Ayuda.
• Si nunca has participado de un taller de Constelaciones Familiares… no consteles: participa y entrégate a la Buena Ayuda.
• Constela cuando algo de tu vida te duela, te haga sufrir o te esté inmovilizando. Puede ser cualquier dolor (físico, emocional, relacional). Si no consigues resolverlo por mucho que lo estés intentando, la buena elección es pedir una constelación.